El año 2022 pasará a las hemerotecas como un año histórico, al nivel del año 2008, y otros en los que los asuntos económicos han sido los auténticos protagonistas como actores principales de lo que más ha impactado en la vida de las personas.

La inflación volvió a demostrarnos que es un monstruo que nunca desaparece, y cuando se desboca, las consecuencias son de pobreza, y daños importantes al bienestar social, supuestamente conquistado. El monstruo que había dejado de preocupar durante años, fue despertado por la medidas para frenar el Covid en 2020 y las consecuencias de tenerlo que domar, las empezado a pagar en 2022, aunque se extenderán durante más tiempo del que nos gustaría. Alimentado, entre otros, por aquellos que de forma errónea y populista suben los salarios o las pensiones al nivel que ha subido la inflación. Estas decisiones son alimento para el monstruo, que evitan que disminuya con más rapidez y que siga causando estragos.

Nadie sabe con exactitud hasta cuando el monstruo seguirá en un tamaño inaceptable, pero desde luego el primer trimestre de 2023 apunta que será complejo, para ir suavizándose en la segunda parte del año y sobre todo en 2024.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha amplificado los daños, pero nadie pone en duda que hay que pagar el precio que sea necesario, para evitar que las democracias tengan peligro grave de supervivencia, por las amenazas de ideologías comunistas, que este año, han dejado claro lo que se puede esperar de ellas. El aumento de la pobreza, el recorte de las libertades individuales y el acoso permanente a la dignidad de las personas, son consecuencia directa sufrida por nuestro país y todos los que tienen a las ideologías comunistas en el poder.

En China la rebelión del pueblo contra la nefasta política de Covid cero, llevada a cabo por el régimen comunista chino, ha sido una manifestación de fuerza de un pueblo sometido, que ha triunfado, al forzar una cambio de política, que aunque a corto plazo está causando aumentos de contagios y preocupación a nivel mundial, lo cierto es que en cuanto se pase está primera fase, todo mejorará tanto en el ámbito económico, como sanitario, tanto para China como para el resto de países.

Para quienes quieren quedarse con lo bueno de cada año, el 2022 ha sido muy instructivo en lo político, sabiendo que los lobos son lobos, aunque se disfracen de corderos y siempre se comen a todas las ovejas que se les ponen delante.

En lo financiero, las caídas de los mercados nos han devuelto a la realidad del comportamiento de los activos, al tiempo que nos abren horizontes muy favorables, al normalizarse variables tan importantes como los tipos de interés en positivo, que acaban con la ficción del dinero prestado gratis y beneficia a los inversores, con rentabilidades positivas en renta fija. Para la renta variable, también resulta saludable el que las valoraciones de las compañías se ajusten a la realidad de sus negocios, dejando fuera a los zombis que se mantenían vivos en el mundo ficticio. Con ello volverán las rentabilidades basadas en beneficios y buena gestión, con la garantía de buenos resultados para los inversores que no son especuladores, sino que tienen horizontes temporales largos en sus carteras de inversión.

La convulsión del mundo cripto nos recuerda todas las burbujas y estafas piramidales de la historia, que siempre se destapan cuando el mercado elimina los excesos de liquidez y que son una fuente de aprendizaje enorme, para los inversores más novatos o avariciosos, que desoyen las alertas rigurosas y fundamentadas, que tanto regulares como expertos, publican, para que nadie se sienta desprotegido por el sistema, cuando la realidad se impone, en forma de pérdidas económicas dolorosas al tiempo que previsibles.

En conclusión, que cada uno aproveche lo vivido en este complejo año 2022, para valorar positivamente tanto las decisiones acertadas, como las erróneas, porque todas son fuente de sabiduría para los inteligentes, haciéndolos más experimentados.

¡Feliz 2023 y gracias a 2022 por lo aprendido!