Estamos tan asediados y bombardeados de malas noticias, que resulta heroico encontrar motivos y razones de peso para encontrar algo bueno, que nos ayude a mantener las fuerzas y la esperanza.

La primavera ha llegado y hasta hace dos años, cuando la pandemia acabó con el famoso eslogan “Ya es primavera en El Corte Inglés”, muchas cosas nos invitaban a darle la bienvenida y un adiós efusivo al invierno. Este año la sequía que hemos padecido también está provocando un retraso en el renacer que conlleva la primavera.

No obstante, acaba de llegar y tenemos tres meses por delante para disfrutar de ella. La primavera trae la fuerza del renacimiento tras la muerte del invierno. Las flores, el campo y hasta las personas sentimos su fuerza, a nada que nos dejemos llevar por la contemplación que tanto necesita nuestra vida, para recuperar la paz interior y la serenidad.

Con la primavera tenemos más horas de luz, y ahora que el consumo de la energía es un lujo, nos ayudará a reducir algo la factura. Corren tiempos complejos, en los que la previsión, las finanzas personales bien elaboradas y la resistencia, van de la mano.

Hay muchos factores externos a nosotros que nos obligan a modificar nuestros hábitos de vida, nuestros trabajos y previsiones, no obstante, la flexibilidad no ayudará a encarar mejor la toma de decisiones, a la espera de que lleguen tiempos más tranquilos, que al igual que la primavera llegarán, con todo lo bueno y necesario para nuestras vidas.

Cuando se cumple un mes exacto del comienzo de la guerra, los principales dirigentes del mundo están trabajando para minimizar el impacto económico y están haciendo sus mejores esfuerzos para encontrar una vía que traiga el alto al fuego. Si esto sucediese en algún momento, algo no descartable, por el grado de presión al que se está sometiendo a Putin, los mercados financieros reaccionarían al alza, como la alegría que nos produce el estallido de color de la primavera.

A partir de ahí, según los expertos, las sanciones a Rusia continuarían, pero al menos la tensión se reduciría, las certidumbres del impacto económico aumentarían y los precios de las materias primas se irían relajando gradualmente.

El paso de los meses, para la gran mayoría de los ciudadanos va a llevar a un menor consumo de energía, con la llegada del verano. Las empresas no van a encontrar tanto alivio, sin el sacrificio del Gobierno a los impuestos que cobra por la energía que consumen.

Los mercados financieros se han recuperado con mucha fuerza desde los mínimos marcados el 7 de marzo, pasando de miedo extremo a sólo miedo, y reduciéndose de forma importante la volatilidad en los mercados. Si tenemos en cuenta que siempre reaccionan antes de que las noticias se confirmen, podemos llegar a la conclusión de que no es descabellado pensar que estamos más cerca de un escenario algo más esperanzador.

Mantener la ilusión de que las cosas pueden mejorar, siempre es una actitud constructiva e inteligente, que nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos, para cambiar el destino de los acontecimientos adversos e incluso ver oportunidades de mejora o cambios drásticos, en nuestra vida personal o profesional.

La primavera ha llegado y su fuerza nos permitirá una dosis adicional de energía natural, sin costes y con un altísimo rendimiento. No desaprovechemos lo que ello nos pueda aportar de bueno, porque es un lujo que no nos podemos permitir.